El juicio contra el hijo del ex presidente Porfirio Lobo Sosa dio un giro tremendo al incorporar el testimonio de un importante traficante de drogas protegido por la cúpula política hondureña. El capo, ahora testigo de la DEA, aseguró haber pagado sobornos en altísimos niveles y los nombres de tres mandatarios figuran en el expediente
Por Maibort Petit | @maibortpetit
7 de noviembre de 2016. Todo estaba previsto para que el hijo del ex presidente de Honduras, Porfirio Lobo, resultara sentenciado por cargos de narcotráfico. Fabio Porfirio Lobo fue arrestado en Haití en mayo de 2015 y llevado a juicio en la Corte del Distrito Sur. Fue acusado por el gobierno norteamericano de conspirar para traficar drogas a Estados Unidos. En 2016 se declaró culpable. La lectura de la condena no se produjo debido a que la defensa y la fiscalía acordaron realizar una audiencia conocida como Fatico que permite presentar nuevas evidencias y testimonios antes de que suene el martillo del juez.
El fiscal federal Emil J. Bove III dijo que había cuatro asuntos que resolver antes de dar lectura a la sentencia. La primera estaba relacionada con la cantidad de droga envuelta en el caso. “El gobierno evidenció que eran más de 450 kilogramos, lo que coloca al delito como una ofensa de primer nivel”, advirtió.
Sostuvo que quería dejar claro que la operación por la cual será condenado Fabio Porfirio Lobo era de gran escala; que el acusado pertenecía al cártel de Los Cachiros, que tenía conocimiento sobre las actividades, que participó en el pago de sobornos y que usó armas de fuego para cometer sus acciones criminales. Es decir, el paquete completo.
El abogado defensor, Manuel Retureta pidió que debía establecerse si su cliente va a ser condenado por la operación a gran escala de Los Cachiros o por sus lazos con ellos. Y criticó la posición del gobierno de acusar a Lobo de ser responsable de una gran parte de la acción criminal del cártel.
Retureta sostiene que el acusado se declaró culpable de los hechos por él cometido pero no se declaró responsable de la mayor empresa criminal de Los Cachiros. Hay que aclarar el alcance, y definir qué posición de liderazgo tenía en el delito, el uso de las armas, la importación directa y cantidad de droga, dijo el abogado.
La juez Lorna Schofield aprobó la presentación de nuevas pruebas y autorizó para el 8 y 16 de marzo las dos sesiones en las cuales la fiscalía presentó un testigo cooperante que encendió alarmas internacionales y destapó la olla en Tegucigalpa. Asimismo, los fiscales entregaron a la juez audios y videos de las reuniones que sostuvo el ex líder del cártel de Los Cachiros y actual testigo cooperante de la DEA, Devis Leonel Rivera Maradiaga con políticos, sus familiares y otros involucrados.
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Pacto en Honduras
El ex capo Devis Leonel Rivera Maradiaga dejó claro que el narcotráfico actúa bajo la mirada complaciente de algunas autoridades gubernamentales quienes prestan protección a los cárteles a cambio del pago de millonarios sobornos.
Rivera Maradiaga dijo que en 2009 fue, junto a Juan Gómez y Oscar Nájera, a la residencia del ex presidente hondureño Porfirio Lobo, ubicada en el barrio El Chimbo: “en ese entonces era candidato, él nos dijo que creáramos unas compañías porque durante su gobierno nos iba a pagar los sobornos entregados en la campaña con contratos públicos. Con esas empresas podríamos blanquear los capitales provenientes de las drogas”.
Porfirio Lobo, ex Presidente de Honduras
Fabio Porfirio Lobo, Hijo del ex Presidente de Honduras
Rivera Maradiaga afirmó que cerraron un compromiso con “Pepe” Lobo: “El presidente me dijo: Mi hermano, no te preocupes que durante mis cuatro años en la presidencia nadie te va a extraditar”. Aseguró el testigo que en esa reunión estuvo presente el hoy acusado Fabio Lobo y que el ex mandatario cumplió con la parte del trato, es decir, los protegió y no los extraditó.
El testigo dijo que el Lobo le prometió protección para el cártel de Los Cachiros, nada les pasaría durante su gestión. Afirmó que ese mismo día les dijo que si algo les ocurría (al cártel) tenían que hablar con Juan Gómez y que este junto a su hijo los pondrían en contacto con el general, Julián Pacheco Tinoco, quien actualmente ocupa la cartera de Defensa.
La máquina lavadora
Cuando el fiscal Emil Bove III le preguntó el nombre de las empresas que crearon para lavar el dinero proveniente del narcotráfico y que recibieron contratos del gobierno dijo que “Inrimar, Fundo Vial, SOPTRAVI, ENEE”.
Rivera Maradiaga aseguró que pagó a Lobo sobornos antes de que recibiera los contratos del gobierno por aproximadamente unos 450.000 a 550.000 dólares y que lo hizo con dinero de las drogas.
Dijo que Lobo le ofreció ayuda para la empresa Palbasa, que se dedica a la extracción de aceite de la palma africana: “El presidente me dijo que me iba a presentar a unos inversionistas extranjeros”.
El testigo comentó que el principal responsable de las operaciones de esas empresas era su hermano Javier Rivera.
Las empresas Pabasa y Minera Esperanza -de Los Cachiros- recibieron asistencia del gobierno de Lobo Sosa. Mencionó además la existencia de una mina para la cual el ex presidente le prometió ayuda para obtener los permisos de explotación.
Rivera dijo que el acusado, Fabio Porfirio Lobo, ayudó con los envíos de droga, “él conocía las rutas y tenía la información de las actividades que realizábamos”. Importante habría sido esta ayuda: “en una de las conversaciones Fabio me dijo que en la ciudad Aguacate, en San Esteban, en el área de Olancho, había un aeropuerto en el que podíamos trabajar para recibir los aviones”. Sin embargo, luego de esto Fabio se comunicó con la persona encargada de ese terminal aéreo y este le informó que era mejor no usarlo porque durante la administración del presidente Manuel Zelaya se recibió mucha droga allí y terminó por llamar la atención de las autoridades.
Acusó a Fredy Nájera y al hermano del ex presidente Manuel Zelaya de haber trabajado en el aeropuerto Aguacate recibiendo aviones cargados de cocaína durante el gobierno de Zelaya.
Más adelante comentó que en una reunión sostenida en las instalaciones del Capitolio, Fabio Lobo estaba acompañado por su medio hermano, cuyo nombre no reveló. De allí subieron a un helicóptero que aterrizaron entre Catamacas y el río Patuca, para explorar esa zona donde varios narcotraficantes habían trabajado en el pasado.
En el segundo día de audiencia, Rivera Maradiaga aseguró que sostuvo un encuentro con el hermano del actual mandatario hondureño, Tony Hernández, quien le había prometido hacer gestiones para que el gobierno pagara las deudas pendientes a la empresa del capo
El líder de Los Cachiros acusó al general Julián Pacheco Tinoco, actual ministro de Seguridad de recibir sobornos. Por el pago de la ayuda que le brindó con el primer cargamento de 400 kilos aproximadamente, Rivera Maradiaga dijo que le dio a Fabio Lobo un Mitsubishi Lancer blindado, color gris, una camioneta Land Cruiser blindada, un fusil AR15 modificado (con mira telescópica y mira láser) y de 20 a 30 mil dólares en efectivo.
En el segundo día de audiencia, Rivera Maradiaga aseguró que sostuvo un encuentro con el hermano del actual mandatario hondureño, Tony Hernández, quien le había prometido hacer gestiones para que el gobierno pagara las deudas pendientes a la empresa del capo, Inrimar, una corporación creada por el líder de Los Cachiros y su familia para lavar el dinero proveniente de sus negocios con el narcotráfico.
Asimismo, Rivera Madariaga aseguró que se reunió con Hernández mientras cooperaba con la agencia antidrogas de los Estados Unidos, DEA, y aunque la fecha no fue precisada, esa cooperación se dio entre 2013 y finales de 2015, cuando el narcotraficante se entregó al gobierno norteamericano y fue trasladado a Nueva York para enfrentar a la justicia.
La empresa Inrimar, dijo Rivera Maradiaga, se creó a petición del ex presidente Porfirio Lobo Sosa cuando era candidato a la presidencia y el cártel le dio dinero para financiar la campaña. Como compromiso, Lobo le habría ofrecido protección a los líderes de la organización criminal y contratos del gobierno. Cuando ganó las elecciones y tomó posesión del cargo, Lobo “cumplió su compromiso con Los Cachiros. Durante su gestión no fuimos extraditados, nos prestó protección y nos dio los contratos prometidos”, aseguró el testigo cooperante de la DEA ante la juez Schofield.
El ex líder de Los Cachiros dijo que tenía pruebas de la reunión con Hernández ya que para ese momento cooperaba con la DEA y el agente Sandalio González le había pedido que grabara todos sus encuentros.
Todos cobraron
En su primera aparición ante el tribunal Rivera Maradiaga aseguró que el actual ministro de la Defensa de Honduras, general Julián Pacheco Tinoco sostuvo una reunión donde estuvo presente el acusado Fabio Porfirio Lobo quien actuó como el jefe de seguridad del cártel de Los Cachiros designado por su padre, durante el segundo encuentro que sostuvieron cuando el ex mandatario llegó al poder.
De acuerdo al testimonio de Rivera Maradiaga, Los Cachiros pagaron sobornos al general Pacheco Tinoco, al ex presidente Lobo Sosa, a la policía antinarcóticos de Honduras, a varios diputados, entre los que destacó a Oscar Nájera, Midence Oquelé, Fredy Nájera, Román Lobo (hermano del expresidente), Jorge Lobo, el alcalde de Tocoa, Adán Kuñez Martínez, y al fallecido parlamentario Juan Gómez.
Lobo protector
Durante los dos días de testimonios, Rivera Maradiaga además de hablar sobre sus vínculos con el ex mandatario Porfirio Lobo, mencionó también al hermano de Manuel Zelaya y al del actual presidente Juan Orlando Hernández. Los familiares de los jefes de Estado habrían sostenido relaciones con la organización criminal del narcotráfico.
El cártel de Los Cachiros está conformado por Santo Isidro Rivera Casanova (padre); Esperanza Caridad Maradiaga López (madre); Maira Lissett Rivera Maradiaga (hermana) y su hermano Santos Isidro Rivera Maradiaga. Se supo que el ex líder del cártel y su hermano se entregaron a la justicia norteamericana, mientras que el resto de la familia recibió protección del gobierno estadounidense.
Cuando la defensa le preguntó a Rivera sí su familia fue trasladada a Estados Unidos como parte de los beneficios logrados por cooperar con la DEA, el narcotraficante dijo que había contratado un abogado de inmigración para traerlos, una forma de salvarles la vida: “Fue para evitar que el ex presidente Lobo, el gobierno y los otros políticos los asesinaran al verse descubierta la relación de complicidad de la que gozaron Los Cachiros desde el año 2009 hasta 2014”.
Según Rivera, en 2012 y 2013 Fabio Lobo y su seguridad ayudaron a Los Cachiros a recibir dos cargamentos de droga, uno de 400 kilos y otro de una tonelada.
El líder del cártel dijo que sostuvo dos reuniones con el ex presidente Porfirio Lobo: una cuando era candidato a la presidencia y otra cuando ya ocupaba el cargo, en las cuales el ex jefe de Estado se comprometió a prestar protección a la banda criminal y la “mercancía” (droga) que se transportaba a Honduras.
Rivera declaró que sus contactos con los Lobo, con políticos -algunos aun en funciones-, con la policía y militares ayudaron al cártel a recibir toneladas de cocaína en Honduras. La droga, proveniente de Colombia y a veces de Venezuela, atravesaba Honduras y se dirigía luego a Guatemala y México con destino final a Estados Unidos.
Devis Rivera dijo que hubo una tercera reunión con Lobo, y que allí el ex presidente designó a su hijo Fabio como interlocutor con Los Cachiros. Cuando el abogado defensor le preguntó cuál era el papel que cumplía su cliente en dicha organización criminal, Rivera afirmó: “El presidente Porfirio Lobo nombró a su hijo como jefe de seguridad del cártel de Los Cachiros y su trabajo era cuidar la droga y a la organización desde el aeropuerto hasta la carretera Panamericana”.
Según Rivera, en 2012 y 2013 Fabio Lobo y su seguridad ayudaron a Los Cachiros a recibir dos cargamentos de droga, uno de 400 kilos y otro de una tonelada. Rivera aseguró que además de los automóviles blindados y los pagos en efectivo entregados a Fabio Lobo, también le dio 25 mil dólares en efectivo a “Moncho” Matta, otra figura importante del narcotráfico en Honduras.
El fiscal Bove le preguntó a Rivera si había participado con Matta en un acuerdo que además de drogas estaba relacionado con posibles asesinatos, a lo cual respondió: “sí”. En la lista de víctimas estaba el general Aristides, zar antidrogas de ese país.
Dijo además que Fabio Lobo le ayudó personalmente a bajar un cargamento de cocaína que llegó al Departamento de Colón y que traía entre mil a 1.050 kilos: “Como era una carga grande necesitaba protección y era más seguro que el hijo del presidente estuviera con nosotros, por ello le sugerí que se chequeara en el hotel Yadaly o el Sanabria, en Tocoa, y que estuviera allí una noche porque el avión con la cocaína venía de Venezuela y que debíamos partir al día siguiente”.
Nosotros no
Tanto el ex presidente Porfirio Lobo Sosa, como el actual ministro de la Defensa, Julián Pacheco Tinoco, negaron haber recibido sobornos de Devis Leonel Rivera, líder del cártel de Los Cachiros.
En un comunicado Porfirio Lobo Sosa dijo que nunca ha recibido ningún dinero de delincuentes ni se ha reunido con los miembros de la organización. Aseguró que durante su gestión se aprobaron varias leyes para el combate al crimen organizado y la delincuencia en general, como la Ley de Extradición y la Ley de Privación de Dominio, siendo su gobierno el que hizo la primera incautación de bienes a esta banda criminal.
Tony Hernández también rechazó las acusaciones de Los Cachiros y se puso a la orden para que lo investigaran.
El general Julián Pacheco Tinoco fue más allá y contrató al bufete Merchant Law Group LLP de la ciudad de Nueva York. Los abogados Daniel DeMaria y Jeffery L. Grego dijeron que su cliente negaba vehemente las acusaciones de Rivera que lo vinculan con el narcotráfico. Dijo a través de un comunicado que sus abogados revisarían las evidencias y que estaba confiado de poder demostrar su inocencia.
Falta poco para mayo
Detenido en Haití en mayo de 2015 y extraditado a Estados Unidos, Fabio Lobo, de 45 años, se declaró culpable de conspiración para importar y distribuir cocaína en Estados Unidos en mayo de 2016. Enfrenta una pena mínima de 10 años de cárcel y una máxima de cadena perpetua.
Lobo estuvo presente durante los dos días de audiencia luciendo el uniforme azul de la cárcel, llevaba grilletes en los pies y vestía zapatos deportivos Converse. A ratos se sonreía, se pasaba las manos por el cabello y hacía señales de negación cuando escuchaba algunas de las afirmaciones que soltaba como píldoras venenosas el ex jefe de Los Cachiros.
Según la acusación aprobada por un gran jurado, el hijo del ex presidente hondureño acordó en 2014 ayudar a dos supuestos narcotraficantes, que en realidad eran informantes confidenciales de la DEA, en el transporte de varias toneladas de cocaína cuyo destino final sería este país.
El plan para transportar la droga involucró a policías hondureños que se encargarían de la logística y protección, y que fueron presentados a los supuestos narcotraficantes por el propio Lobo, dice el documento de la fiscalía que para aquel entonces estaba encabezada por Preet Bharara.
Indica también que Lobo acordó con uno de los supuestos narcotraficantes viajar a Haití para recibir del dinero obtenido por la venta de la cocaína, donde fue arrestado.
La acusación contra Lobo, fechada en 2015, fue modificada para incluir a seis agentes de policía de Honduras. Los siguientes ex oficiales de policía fueron agregados al caso y actualmente se les sigue un proceso judicial en la misma corte de distrito: Ludwig Criss Zelaya Romero, Mario Guillermo Mejía Vargas, Juan Manuel Ávila Meza, Carlos José Zavala Velásquez, Víctor Oswaldo López Flores y Jorge Alfredo Cruz Chávez.
La condena de Lobo será determinada por el juez cuando se dicte la sentencia que ahora se ha visto aplazada para incorporar las revelaciones hechas por el jefe de Los Cachiros. El abogado defensor dijo que las acusaciones hechas por Rivera eran un ataque increíble contra el ex presidente de Honduras, Porfirio Lobo Sosa. Pero lo cierto es que su hijo será sentenciado muy pronto: el 30 de mayo a las 4 de la tarde. Eso, al menos es lo que está en agenda.